Migrar de la preocupación a la atención

Migrar de la preocupación a la atención

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¿Cómo te sientes hoy?... para variar ¿preocupado? ¿Preocupado por las cuentas por pagar? ¿Preocupado por tu salud? ¿Preocupado por tu pareja, amigos, familia, etc.? ¿Preocupado por tu trabajo? ¿Preocupado por la escuela, la tarea, los exámenes, etc.? Si de casualidad te identificas con alguna de estas preguntas, te invito a leer este post.

En algún lado he escuchado decir algunas frases como ¿Y “eso” no te preocupa? O ¡Claro! “Eso” es para preocuparse, etc. Lo cierto es, que a veces, el que las personas perciban que no hay preocupación implica que no hay responsabilidad o interés ante determinada situación.

Otras veces, he escuchado decir: ¡Ocúpate en lugar de preocuparte! Y entonces viene la pregunta ¿Y cómo me ocupo en lugar de preocuparme? Pues bien, reconozco que esa pregunta me la he hecho varias veces y en algún tiempo no supe la respuesta.

En este momento de mi vida, a través de las enseñanzas de mis maestros, he podido descubrir una perspectiva diferente al respecto, he podido diferenciar lo que implica preocuparme y lo que significa ocuparme de atender lo que está sucediendo en este momento.

La preocupación se puede caracterizar por un estado de inquietud o temor, que puede llegar hasta episodios de angustia o ansiedad, producidos por la expectativa de la manera de solucionar un problema, afrontar una situación que catalogamos como difícil; nos genera nerviosismo el pretender resolver algo con antelación, algo que desconocemos o que es incierto.

Nos preocupamos porque no entendemos o comprendemos lo que está sucediendo, con nosotros o con los demás; nos preocupamos porque vemos que las personas que nos importan toman decisiones erradas a nuestro parecer; nos preocupamos por lo que va a pasar mañana y en ese estado nuestra mente crea diversos escenarios, pensamientos, supuestos, etc. que son justamente los que nos abruman; estamos acostumbrados a “vivir” en nuestra mente y ¿sabes? No solo somos mente, somos seres espirituales morando en un cuerpo físico, que cuenta con la capacidad de sentir y ese sentir requiere atención.

¿Qué tal si solo por hoy, en lugar de preocuparnos, simplemente nos atendemos o atendemos a los demás?

Esta perspectiva de atención, nos permite reconocer tanto en nosotros como en los demás la existencia de recursos y diversas posibilidades para experimentar los sucesos de la vida; entendiendo como atender, centrarnos en nuestra emoción, reconociéndola e identificando las sensaciones que provoca en nuestro cuerpo, con la aspiración de cuidado de nosotros mismos, propiciando la calma y serenidad e incluso la claridad suficiente para ver puntos de vista que, cegados por la preocupación, no podíamos observar.

Nuestra manera de atender a los demás puede ser simplemente hacerles saber y sentir que cuentan con nosotros, que posiblemente no entendamos lo que les sucede o incluso no estemos de acuerdo en algo, pero en nosotros encuentran a alguien que los escucha o les puede proporcionar un abrazo que no solucionará su problema pero seguramente los reconfortará y les dará el mensaje de que no están solos.

Esta manera de abordar las situaciones me ha sido útil, espero que a ti también, ocuparnos de lo que sentimos en este momento, atendiéndonos y atendiendo a los demás con amor, con la certeza de que contamos con recursos y no estamos solos en el camino, viviendo este momento, ya que pasará lo que tenga que pasar con o sin nuestra preocupación.

Adriana Gtz. G.

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